Hace unos años compré un pedazo de tierra llena de marabú. Empecé a sembrar, tomate, pepino, mango, guayaba, yucas, boniato calabazas, especias, entre otros, y sin líquido, el único líquido es mi brazo y el machete espeso que doy todos los días. En cualquier época del año tengo a tope mis cosechas, una parte de ellas, las dono al hogar de ancianos y el comedor de abuelos que hay acá. También, mantengo una mata de limón que no es mía, es de una señora que vive sola, pero está que pare todo el año, remedios naturales para las plagas y ya. Le pago el limón bien pagado a ella, y luego vengo a Camagüey y lo vendo sin apretar mucho en el precio; busque por ahí para ver si encuentra limón, está perdido. Todo es cuestión de mucha fuerza, voluntad y paciencia”.
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